La medicina
contemporánea y su
vínculo con
el espiritismo.
Notas de la
Sociedad Espiritista Cubana
Autor: David Morales.
Dentro del macro mundo de la religiosidad la caridad es la
acción que va a remitir obtener el perdón. En el espiritismo es el puente que
los une a Dios. Para los espiritas nada existe fuera del alcance de Dios. “...
entre los cordoneros la caridad
adquiere un sentido eminentemente
práctico y pasa a ser uno de los elementos centrales de él, uniéndose a la
curandería. La eficiencia del culto, la verdad religiosa, se mide por la
caridad, que produce las
curaciones milagrosas.”[1]
El fenómeno
especifico de la enfermedad, el espiritismo lo ve como una prueba, como una vía de
depuración y, ve también sus causas en daños o maleficios echados por santeros,
vuduistas, incluso por personas comunes y corrientes que sin conocer que la
fuerza de sus pensamientos afecta a otros.
A pesar de los
esfuerzos de la medicina oficialista por restar valía a la etnomedicina, esta
permaneció viva en los extractos más populares de la sociedad. Con la crisis económica de los años 90 el
país dio nuevas aperturas a alternativas de curación, formas (terapias) estas
ya utilizadas por los espiritistas como: las infusiones de yerbas con
propiedades medicinales; el masaje, utilizado fundamentalmente por los
sobadores; el magnetismo, de uso frecuente en la santería y la utilización del
agua magnetizada, terapia reina dentro del espiritismo cordonero. En el año
2004 la Asociación Psiquiátrica de América Latina, en la publicación de
la Sección de Diagnóstico y Clasificación dice que: “
Las
creencias etiológicas explican qué (gérmenes, restos alimenticios
inadecuados o desequilibrios de los elementos fríos y calientes) o quién
(fuerzas espirituales o invisibles tales como las brujas, la pérdida del alma o
el mal de ojo) causa la enfermedad.”[2]
Esta Guía que es aprobada por la Organización
Mundial de la Salud, presenta entre la calificación de enfermedades la
Brujería y la describe como un:
Conjunto de procedimientos que se acompañan con una
serie de materiales mágicos y actos rituales, así como con componentes
verbales variados y complejos,
ejecutados por determinadas personas para alcanzar objetivos tales como
enfermar o matar a un individuo, causar desgracias y accidentes, influir en
situaciones amorosas, conocer el pasado y futuro, y curar o inmunizar a las
personas contra la propia brujería.[3]
También reconoce al Mal de ojos, describiéndolo como una enfermedad muy
antigua y difundida por el mundo entero. El desarrollo de las Ciencias Sociales ha influido en el planteamiento
de teórico y conceptual de las
enfermedades. El profesor Sergio
Javier Villaseñor Bayardo
plantea que: “Hay que tomar en cuenta que las
clasificaciones de las enfermedades mentales cambian según las ideas que
predominan en cada época y cultura y que nosotros no estamos exentos de ello.”[4]
Aunque no sostengo que en todos los casos estas
enfermedades sean de tipos mentales.
Al lado de la medicina Hipocrática, se levantó al
unísono de esta, teorías que demuestran la validez de muchos de los
planteamientos sustentados por la comunidad espirita, estas formulaciones
teóricas-prácticas en la actualidad no han cejado, y mueven constantemente los paradigmas
científicos. Franz Antón Mersmer (médico Alemán, 1734-1815) nos dió ha conocer
el poder de la acción fluídica, magnetismo. Mesmer demostró a la comunidad
científica internacional que existe alrededor de cada cuerpo u objeto un campo
magnético y que el poder controlar o equilibrar esta podía curar. Esta energía,
fluido, magnetismo o mesmerismo es la que utilizan los médium para lograr sus milagrosas curaciones. En la cosmovisión espirita, está el
reconocimiento de la existencia de esta
energía universal, sólo que la disfrazan en esa envoltura de lo divino -que no pretendo desmitificar-, a lo abstracto del asunto tratan de darle un
sentido material a través de ese personaje de difícil conceptualización que es
Dios, y que logran acercarlo a la tierra a través de Jesús Cristo. Dan Brown,
en su novela Ángeles y demonios nos ofrece en boca de la coprotagonista
de esta obra un concepto de Dios que nos lo acerca a la realidad, concepto que
no pretende alejárnoslo de la visión divina, sino que lo contextualiza, nos lo
hace más asequible dentro de la terminología actual y no deja de ubicar dentro
del tan antiguo concepto animistas. “[...] Dios no es una autorealidad
omnipotente que observa desde arriba, amenazando con arrojarnos a un pozo de
fuego si desobedecemos. ¡Dios es la energía que fluye
por las sinapsis de nuestro sistema nervioso y las cavidades de nuestros
corazones¡ ¡Dios está en todas las cosas¡”[5]
A pesar del desarrollo alcanzado por la
medicina contemporánea muchos acudimos a estos “médicos”; unos acuden por una
sincera devoción y tradición familiar, otros escépticos, pero convencidos a
fuerza de los resultados obtenidos por estos en sus curaciones. Los métodos y
las terapias empleados son muchas y variados. Es por
eso que el espiritismo en el campo de la salud a través de las sanaciones
empíricas, en muchas ocasiones por sus resultados, no nos deja de sorprender.
[1] Carlos Córdova Martínez, Oscar Barzaga
Sablón. El espiritismo de Cordón. Ed. Fundación Fernando Ortiz. Ciudad de La
Habana. 2000. p. 116
[2] Guía Latinoamericana de Diagnóstico
psiquiátrico, 2004.
[3] Prof.
Sergio Javier VILLASEÑOR BAYARDO.
los síndromes culturales en américa latina
Universidad de Guadalajara. CUCS. Departamento de Ciencias
Sociales. Hospital Civil “Fray
Antonio Alcalde”. Guadalajara, Jalisco, México.
[4] Idem.
[5] Dan Brown. Angeles y demonios. P. 573
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