viernes, junio 14

CONSIDERACIONES DE DON FERNANDO ORTIZ SOBRE EL ESPIRITISMO DE CORDÓN.
POR ÁNGEL LAGO VIEITO.

A finales de los años 40 del siglo XX Fernando Ortiz inició una serie de estudios sobre el espiritismo de cordón en la sociedad cubana, dirigidos fundamentalmente a incursionar en el llamado espiritismo de cordón, variante sincrética que había asumido el Kardecianismo.
Con el propósito de estudiar a fondo esa expresión religiosa, en 1948 Ortiz recorrió algunas zonas de la antigua provincia de Oriente. Estuvo en Guantánamo, Santiago de Cuba, Bayamo y Manzanillo, y las comarcas aledañas a estas ciudades, de forma que pudo observar en el terreno las expresiones sincréticas en zonas de disímil evolución económico- social.
El etnólogo constató la disparidad existente en los sincretismos culturales entre la región con mayor porcentaje de población negra de la isla, en lo que denominó “El Solar de la Prieta” (Guantánamo y Santiago), y zonas que históricamente mantuvieron un bajo índice de población de color, como Bayamo y Manzanillo.1
Los resultados de este estudio los expresó en diez artículos que publicó en la revista Bohemia, entre los meses de febrero de 1949 y julio de 1950. Algunas de estas consideraciones serían recogidas posteriormente en otras obras suyas, aunque la mayor parte no volvió a ser editada.
Acerca de la ubicación espacial del Espiritismo de Cordón Don Fernando escribió:
Por una de esas sincresis históricas cristalizó en Oriente una nueva modalidad de espiritismo de tipo ritualista, con ciertas peculiaridades locales. Estos peculiares ritos convulsionarios cubanos que denominaremos los Cordoneros de Orilé, son muy conocidos en Oriente, sobre todo por los términos de Bayamo y Manzanillo y sus comarcas aledañas; por Campechuela y Niquero, y con alguna menor importancia por El Cobre, San Luis, Jiguaní, Palma Soriano, Songo, Yateras, Guantánamo y Santiago; es decir, por todo El Solar de la Prieta. Pero sépase desde ahora, ello no es “cosa de negros”, sino fruto genuino de nuestra tierra, así de las prietas como de las colorás.2
El investigador estimaba que Oriente era posiblemente la región de la isla donde el espiritismo se había extendido más en todos sus matices. Allí fue introducido, como en el resto del mundo hispánico, en la segunda mitad o la última treintena del siglo XIX. Sobre los factores que posibilitaron esa difusión, explicaba:
La notable difusión del espiritismo en Oriente se ha debido a complejas causas. Me limitaré a señalar entre ellas la ineficacia secular del catequismo tradicional sobre todo en los barracones de la esclavitud, la obstinación del colonialismo borbónico y sus repercusiones adversas en la ideología popular, el prolongado abandono de la actividad misionera[...] la impetuosidad proselitista del evangelismo a comienzos del siglo XX, la escasa importancia étnica en aquella parte de Cuba de los negros yorubas y los ararás[...] El espiritismo en su originaria doctrina Kardecista se presentaba como cosa nueva e independizadora, cosa de Cuba Libre.3
A continuación precisaba que hacía los señalamientos anteriores aparte de cualquier otra consideración filosóficamente valoradora del espiritismo, en uno u otro sentido, en comparación con otros credos de orden sobrenatural, lo que resultaba materia controvertible y quedaba fuera de los propósitos netamente informativos de su artículo.4
Ortiz explicaba que el cristianismo no había sido borrado en oriente, pero sí dividido en una clara competencia entre los católicos, cuyo clero era predominantemente español, y los protestantes, entonces con ministros angloamericanos casi en su totalidad.5
Tras el fin del colonialismo español, muchos consideraban como colonialistas empedernidos a los que frecuentaban las iglesias católicas; ser protestante era estimado por otros como ser partidario de la penetración de los Estados Unidos. Por otra parte, ser santero o mayombero era tachado de africano y rezago de esclavitud; practicar vodú era equivalente a extranjería de negro haitiano. El espiritismo era considerado como doctrina de progreso.6
Don Fernando Ortiz dedicó uno de sus artículos al surgimiento del espiritismo de cordón . Al respecto escribía en 1950:
No se tienen noticias precisas del origen histórico de ese espiritismo de cordoneros del orilé , pero todos convienen en que es relativamente moderno, de hace una treintena de años.
Atendiendo a su origen local, es indudable que esa secta, por lo que hemos podido colegir, aparece en la provincia de Oriente, arraigando sobre todo por la región del Cauto. E un espiritismo cautero, nacido en este siglo XX. No se sabe dónde fue el foco inicial del Orilé. Probablemente fue en Manzanillo, si atendemos a sus ramificaciones, y de allí se extendió a Bayamo y los otros municipios próximos[...] De todos modos, el espiritismo cordonero no se inventó de un golpe por una mente reformista; debió de ser creación motivada por el sincretismo de otras creencias y prácticas antecedentes que se fundieron a virtud de coyunturas históricas favorables.
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En Monte Oscuro, cerca de la ciudad de Bayamo, se encuentra el más célebre centro de espiritismo de cordón de Cuba, nombrado “Buscando Luz y Verdad”; en él se formaron fundadores de otros centros. Para los creyentes ese es un lugar de confluencia de fuerzas cósmicas, lo que favorece la manifestación de las entidades sobrenaturales y la comunicación entre éstas y los médiums.
Fue ese uno de los centros visitados por Fernando Ortiz durante su estancia en Bayamo, en noviembre de 1948. Allí conoció a su fundador Salustiano Olivera, uno de los principales difusores del espiritismo de cordón, a quien se le atribuyen curaciones milagrosas, fundamentalmente de personas con trastornos mentales.8
Según las indagaciones de Don Fernando Ortiz, en el período colonial Monte Oscuro fue uno de los lugares más renombrados como centro de iniciaciones de una secta clandestina o sociedad secreta, de hombres y mujeres, que se dedicaban a ritos de necromancia, con manifestaciones de espiritismo y curanderismo. Esa secta utilizaba un tambor criollo conocido como tumba de monte, fusión de arará y congo. Tal sociedad secreta, de posible origen carabalí (semibantú), o bantú, podría haber sido el antecedente de los cordoneros, de acuerdo con el criterio del investigador.9
Un aspecto controvertido sobre el origen de la ceremonia del cordón es el referente a la posible presencia de supervivencias de la religión aborigen en ésta.10 En relación con ello, Ortiz se mostró concluyente al negar cualquier huella indígena:
Nada específicamente indio aborigen encontramos en el espiritismo cordonero. Sus ideas fundamentales como la creencia en espíritus inmortales, en apariciones y en éxtasis místicos, son de toda la humanidad en las fases párvulas de la evolución.
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Los indios cubanos tenían pues sus ritos danzarios para “sacar muertos” como los cordoneros de orilé, y trababan coloquios con los espíritus en trance de posesión, provocados por los behíques por medio de sugestiones, tamborileos, bailes y narcóticos. Pero nada de eso pasó del siglo XVI a sus sucesores [...]Los indios desaparecieron y fueron sustituidos por los negros africanos, quienes ocuparon la posición de aquellos en la pirámide social.
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Sin embargo, en otras obras anteriores y posteriores, Ortiz no era tan radical en este aspecto. Años después, tras referir la persecución de las creencias indígenas por parte de los conquistadores, apuntaba que se “debió pasar fácilmente de la ideología sacromágica de los aborígenes a su sincretismo con las ideas paralelas de los españoles”. 12


Notas y Referencias.
1 Ver Fernando Ortiz: “En el Solar de la Prieta”, en Bohemia, La Habana, año 41, No. 20, mayo 15 de 1949, pp.20-22, 88-89.
2 Fernando Ortiz: “ Una moderna secta espiritista de Cuba”, en Bohemia, La Habana, año 42, No.9, enero 15 de 1950, p. 138.
3 Ibidem, p. 9.
4 Ibidem,
5 Ibidem,
6 Ibidem, p. 137.
7 Fernando Ortiz: “Orígenes de los cordoneros del Orilé”, en Bohemia, La Habana, año 42, No. 28, julio 9 de 1950, p. 34.
8 Ver Fernando Ortiz: “Buscando Luz en Monte Oscuro”, en Bohemia, La Habana, año 42, No. 17, abril 23 de 1950.
9 Fernando Ortiz: Los instrumentos de la música afrocubana. Vol.IV. Editores e Impresores Cárdenas y Cía., La Habana, 1954, pp. 157-164.
10De particular importancia resulta el libro de un equipo de estudiosos, encabezados por el investigador de la Biblioteca Nacional José Martí, José Antonio García Molina, estudio multidisciplinario en el que se aborda el polémico asunto de la posible presencia de supervivencias de la religión aborigen en el espiritismo de cordón. Ver José Antonio García Molina, María Mercedes Garrido y Daysi Fariñas; Las huellas vivas del indocubano. Lugus Libro, Toronto, Canadá. 1998.
11 Fernando Ortiz: “ Orígenes de los cordoneros del Orilé”, p. 34.
12 _______________: Historia de una pelea cubana contra los demonios. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1975, p. 71.


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